Pasta con alcachofas y queso
Por suerte, hay hortalizas cuya temporada es larga y permiten disfrutarlas durante bastante tiempo. Una de ellas es la alcachofa, habitual en nuestras cocinas desde finales de otoño hasta bien entrada la primavera. De sabor suave, ligeramente dulce y a la vez algo amargo, aporta a los platos un toque muy singular y característico que los hace inconfundibles. La versatilidad culinaria de la alcachofa es notable, pudiendo combinarse perfectamente con ingredientes tan distintos como el arroz, la pasta, la carne, el pescado, el marisco o los huevos. O se puede disfrutar de su esencia a través de una sencilla y sutil crema de alcachofa.
La alcachofa admite múltiples formas de cocción, lo que incrementa aún más su versatilidad y nos permite jugar con ella para obtener diferentes texturas. Hervida, salteada o frita conserva su identidad, y podemos escoger una u otra forma de cocción en función del plato que estemos preparando. Incluso, se pueden combinar distintas texturas en una misma elaboración para enfatizar los matices y apreciar el verdadero potencial de esta hortaliza tan apreciada. Cocida, en escabeche o cruda —porque también es deliciosa cortada muy fina y acompañada de una vinagreta— es un recurso indispensable en la cocina en un momento en que la huerta ya empieza a dejar atrás la exuberancia del verano y de las primeras semanas del otoño.
La sencillez y delicadeza de la alcachofa hace que combine especialmente bien con la pasta, un ingrediente de sabor muy suave, casi etéreo, que da consistencia al plato y aporta sobre todo textura. No obstante, se necesita algún elemento más para celebrar esta unión y convertir estos dos ingredientes en un matrimonio inseparable. Respetando la pureza de ambos, un sofrito ligero de cebolla y ajo que sirva de base puede ayudar a suavizar el conjunto, mientras que un queso curado rallado y un chorrito del agua de cocción de la pasta contribuirán a dar el toque final y fusionarlo todo en una sinfonía de texturas y sabores fantástica.
Ingredientes para 3 personas
300 g de pasta seca
1 cebolla
1 diente de ajo
3 alcachofas
Sal
Pimienta negra
Aceite de oliva virgen extra
60 g de queso rallado parmigiano reggiano (o grana padano o pecorino romano)
Preparación de la pasta con alcachofas y queso
- Retirar las hojas exteriores de las alcachofas hasta llegar al corazón tierno. Cortar la parte superior y quedarse con la inferior. Pelar el tallo, cortar el resto en cuartos, retirar los pelillos y reservar los cuartos en un bol con agua y unas gotas de limón para evitar que se oxiden y se oscurezcan.
- Pelar y picar la cebolla y el ajo.
- En una cazuela grande y alta donde después quepa la pasta, añadir un chorro de aceite de oliva y sofreír la cebolla picada durante 10-15 minutos a fuego lento.
- Incorporar el ajo picado y sofreír un par de minutos más.
- Añadir los cuartos de alcachofa previamente escurridos, salpimentar al gusto y sofreír 5 minutos más.
- Mientras tanto, calentar abundante agua en una olla para hervir la pasta. Cuando esté caliente, añadir sal. Cuando rompa a hervir, añadir la pasta, hervirla y apagar el fuego cuando todavía le falte un minuto para estar completamente cocida, ya que terminará de hacerse en la cazuela con las alcachofas.
- Añadir una cucharada del agua de cocción de la pasta a la cazuela con las alcachofas, taparla y cocinar 5 minutos más.
- Una vez esté la pasta, escurrirla y guardar parte del agua de cocción.
- Poner la pasta en la cazuela y añadir medio cucharón del agua de cocción reservada. Esta agua permitirá obtener una textura más cremosa.
- Cocinar todo junto un par de minutos mientras se remueve suavemente.
- Añadir el queso rallado, remover y cocinar un minuto más.
- Si se desea una textura aún más cremosa, añadir un poco más del agua de cocción de la pasta.
- Servir inmediatamente la pasta con alcachofas y queso.
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