Puré de patatas
Es una lástima que algunas recetas vayan cayendo en el olvido y poco a poco vayan quedando arrinconadas de nuestro día a día. Quizás es señal de la mejora económica general de la sociedad y el fin de aquellas épocas pretéritas en las que se tenía que sobrevivir con lo que fuera y hacer comestible y, a poder ser apetecible, los cuatro ingredientes de los que se disponía. Sea como fuere, el puré de patata había sido tradicionalmente un plato bastante popular ya que para su elaboración se necesitaba poco más que patatas, mantequilla y leche. El hecho sencillo de añadir estos ingredientes una vez la patata estaba hervida y bien aplastada convertía una masa consistente y homogénea de almidón en una deliciosa textura mucho más sabrosa. La sencillez de la elaboración y su magnífico resultado contrasta con la, porque no, escasa consideración que tiene actualmente el puré de patatas, una receta que pocas personas tienen en mente cuando están en la cocina y, consecuentemente, muchos restaurantes. Si no nos damos prisa, es posible que dentro de poco ya haya personas que sólo identifiquen el malogrado puré de patatas con la mezcla de vete a saber qué cosas deshidratadas que algunas marcas comerciales ofrecen orgullosamente en los supermercados. Afortunadamente, todavía hay espacio para la esperanza. Y algunos restaurantes han comenzado a poner el puré de patatas en el lugar que se merece, como acompañamiento de carnes o pescados, o como base de las enormemente complementarias setas, huevos y foie. Sólo hace falta que lo tengamos un poco más presente entre todos, para volver a dignificar el popular puré de patatas y volverlo a preparar en las casas como se preparaba antes. Ojalá hubiera muchas recetas tan buenas, fáciles, rápidas y económicas como es el puré de patatas.
Ingredientes para 2 personas
500 g de patatas harinosas (por ejemplo de las variedades kennebec, monalisa o bufet)
50 g de mantequilla
150 ml de leche entera
Sal
Pimienta negra, blanca o nuez moscada al gusto
Cómo hacer puré de patatas
- Limpiar bien las patatas bajo el grifo para sacarles los restos de arena que puedan tener.
- Poner las patatas con piel en agua fría que las cubra bien y sal y hervir hasta que estén blandas (unos 25-45 minutos en función del tamaño de la patata). Comprobarlo pinchándolas con un palillo o cuchillo. Es importante cocerlas con piel para que absorban la menor cantidad de agua posible y conserven cuanto más almidón en su interior mejor.
- Poner a calentar la leche a fuego lento.
- Escurrir las patatas, pelarlas aún calientes y pasarlas por el pasapurés (podéis utilizar la rejilla más o menos gruesa en función de cómo os guste la textura del puré de patatas, fina o con grumos). Si no disponéis de pasapurés, podéis aplastarlas con un tenedor.
- Incorporar la mantequilla cortada en trocitos y salpimentar. Remover para que se vaya deshaciendo la mantequilla con el calor de las patatas.
- Añadir la leche caliente (sin que hierva) al puré de patatas y remover para que el almidón de la patata vaya absorbiendo la leche poco a poco. Veréis que el puré de patatas va creciendo en volumen y su textura cada vez es más cremosa.
- Se puede añadir más o menos leche en función de cómo nos guste la textura del puré de patatas. Cuanta más leche se ponga más cremoso quedará.
- Cocer 3 minutos más a fuego lento hasta que se deshaga por completo la mantequilla y el almidón de la patata haya absorbido completamente la leche.
- Servir el puré de patatas caliente. Cuanto más se tarde en servirlo, más frío y compactado quedará.
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