Pasta fresca casera
Hacer pasta fresca en casa no es difícil pero requiere tiempo y dedicación. El resultado final, excepto la pasta fresca rellena, donde podréis innovar y dejar volar la imaginación, será bastante similar a lo que podáis encontrar en las ya más habituales tiendas de pasta fresca que se están extendiendo poco a poco por los Mercados Municipales, como mínimo de Barcelona, y por algunos barrios determinados. Así, si bien probablemente no conseguiréis sobresalir en el sabor de la propia pasta, cosa difícil y que requiere bastante más experiencia, sí podréis sentiros orgullosos de haber elaborado vuestra propia pasta fresca casera desde el comienzo hasta el final.
Los ingredientes principales para hacer pasta fresca casera son la harina de fuerza, llamada también 00 (cero cero), la sémola de trigo duro o semolina (un tipo de trigo diferente que se muele menos y, por tanto, tiene más densidad que la harina normal), huevo, sal y, opcionalmente, aceite de oliva virgen extra. La proporción de harina de fuerza y sémola de trigo duro puede variar mucho en función de la receta. Es una de esas cosas que, como en tantas y tantas recetas de la cocina popular, cada cocinero o cocinera ha ido adaptando según sus preferencias y los resultados conseguidos. A mí, particularmente, me gusta mezclar la harina de fuerza y la sémola de trigo duro a partes iguales. Y por cada 100 g de harina o sémola, 1 huevo, 2 gramos de sal y 1 cucharada sopera de aceite de oliva virgen extra, un ingrediente ausente en muchas recetas italianas de la pasta fresca, más típico de las recetas de pasta fresca de la Toscana, y que me gusta incluir porque ayuda a trabajar mejor la masa.
El proceso de elaboración inicial es bien sencillo y pasa por amasar bien todos los ingredientes. Una vez conseguida una masa de pasta homogénea, lisa y brillante se deja reposar un mínimo de 30 minutos en la nevera para que coja consistencia y, sobre todo, envuelta en papel film para que no se reseque. El paso siguiente ya requiere un poco más de técnica y, probablemente, las primeras veces os cueste un poco encontrarle el punto. Hablamos del momento de estirar la masa y pasar de una bola compacta a finas láminas flexibles que acabarán convirtiéndose en espaguetis, tallarines, canelones, ravioli o la pasta fresca que hayáis elegido elaborar. A menos que tengáis ascendencia italiana y lo llevéis en los genes, no os recomiendo que estiréis la masa con un rodillo. Probablemente os quedará demasiado gruesa, poco flexible y poco amasada. En fin, una pena haber dedicado tantos esfuerzos por tan pobre resultado. Si deseáis asegurarse el tiro, mejor utilizar una máquina para estirar la pasta, como la popular máquina Imperia o similar. De esta manera conseguiréis pasar, si seguís al pie de la letra la receta de la pasta fresca casera que tenéis a continuación, de una bola de pasta a finas láminas de pasta que os permitirán elaborar la receta que habíais deseado.
Ingredientes para 2 personas
100 g de harina de fuerza (tipo 00 italiana)
100 g de sémola de trigo duro
2 huevos
4 g de sal
Opcional: 2 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
(es posible que se necesite un poco de agua)
Cómo hacer pasta fresca casera
- Poner la harina de fuerza, la sémola de trigo duro (semolina) y la sal en un bol. Mezclar bien, hacer un agujero en medio como si fuera un volcán y poner los huevos enteros y, si queréis añadirlo también, el aceite de oliva.
- Mezclar todos los ingredientes con una espátula, introduciendo poco a poco la harina de los lados hacia el centro.
- Comenzar a amasar la mezcla con las manos dentro del cuenco y acabar de hacerlo encima del mármol o mesa de trabajo. Si vemos que la masa necesita más humedad para terminar de compactarse (a veces la humedad de los huevos y el aceite no es suficiente), añadir un poco de agua mineral natural (poner poca y, si es necesario, añadir más después).
- Cuando la masa esté bien homogénea, lisa y brillante, hacer una bola, envolverla con papel film y guardarla en la nevera un mínimo de 30 minutos.
- Cuando queramos estirar y cortar la pasta, sacar la masa de la nevera, cortar un trozo y guardar el resto en la nevera envuelta en papel film para que no se reseque.
- Estirar la masa con la máquina para hacer pasta (tipo Imperia o similar). Para ello, pasarla primero por el nivel más grueso de todos, el nivel 1 en la máquina Imperia. Pasarla 1 vez, plegarla en 2, darle un giro de 90º y volverla a pasar por los rodillos. Repetir 6 veces como mínimo, plegando la masa de nuevo en 2 y girando a cada pasada. Si vemos que está demasiado húmeda y que se pega un poco a los rodillos, ir espolvoreándola con sémola.
- Después del nivel 1 (el más grueso en la máquina Imperia), pasar la masa 2 veces por cada nivel siguiente: 2, 3, 4, … hasta llegar al nivel de grosor deseado, espolvoreando con sémola ligeramente cada pasada si vemos que sigue estando húmeda (IMPORTANTE: en estos casos NO se debe doblar la masa). Si la lámina de pasta se convierte en demasiado larga, dividirla en dos y continuar. El nivel de grosor de la pasta dependerá del tipo de pasta que queramos hacer:
- Pasta rellena (ravioli, tortellini, canelones …): nº 4
- Tagliatelle, linguine, fettucine: nº 5
- Una vez estirada la masa, dejar reposar las láminas de pasta fresca casera a temperatura ambiente de 5 a 10 minutos para que pierdan un poco de humedad y estén más firmes a la hora de cortarlas. No dejarlas reposar mucho rato porque entonces se secarán demasiado y se romperán cuando las queramos cortar o rellenar.
- Finalmente, cortar las láminas de pasta en la medida deseada con el accesorio pertinente de la máquina para estirar pasta o usarlas para hacer la pasta fresca rellena que queramos.
- Una vez cortada o elaborada la pasta rellena casera, espolvorear con sémola y dejarla reposar unos minutos sin amontonar para que se seque un poco y no se pegue entre sí después. En el caso de los espaguetis, tallarines, láminas de canelones o similares secarlos en un tendedero de pasta espolvoreado con sémola. En el caso de la pasta rellena, dejarla reposar en una bandeja y espolvorear también con sémola.
- Si deseáis guardar la pasta fresca casera en la nevera, sobre todo, no taparla con papel film para que la humedad que suelte la pasta pueda salir, no ablande la pasta y la acabe pegando entre sí. Si la queréis guardar, se puede guardar dentro de bolsas de papel bien espolvoreadas con sémola.
Si te ha gustado la receta de la pasta fresca casera
tal vez te gustará también la receta de los ravioli de calabaza al horno y queso de cabra. ¡Anímate a probarla! 😉
Rafaela
27 enero, 2018 @ 14:25
Porque se me rompe las láminas de pasta al cocinarlas
Pau
28 enero, 2018 @ 21:46
Hola Rafaela! Cueces las láminas solas o en una lasaña por ejemplo? Tal vez son demasiado grandes o demasiado delgadas. Después de hacer las láminas deberías ver si están muy húmedas o no y dejar que se sequen unos minutos para que cojan firmeza. La pasta fresca al final es cogerle el punto y ver cuándo necesita un poco más de harina o agua y dejarla reposar un poco (sin que se toque para que no se pegue). Espero que salga mejor la próxima vez! 🙂
fabian
29 marzo, 2019 @ 18:34
hola. como hago para q la pasta se conserve amarilla como en los estantes de las fabricas de pasta. a mi me pasa q al otro dia se pone oscura
Pau
31 marzo, 2019 @ 19:40
Hola Fabián. Si la conservas en la nevera o la congelas, espolvoreada con semolina para que no se pegue, no debería oscurecerse. Tal vez tenga algo que ver los tipos de harina o huevos que uses. Mira de probar con otros tipos. Yo suelo comprar la harina 00 y sémola de trigo duro en tiendas especializadas y la verdad es que el resultado siempre ha sido muy satisfactorio. Un abrazo.