Sopa de tomillo y huevo escalfado
Cuando hace frío y las noches son largas a menudo apetecen más viandas reconfortantes que ayuden a combatir las inclemencias del tiempo y alegrar los días gélidos y cortos que nos brinda el invierno. El saber popular lo tenía bien interiorizado, como prueban los diferentes recetarios que han conseguido sobrevivir al paso del tiempo. Sopas de todo tipo, cocidos con legumbres, cremas de verduras, guisos de carne o pescado y arroces caldosos, entre otros, forman un conjunto de platos especialmente indicados para entrar en calor. Afortunadamente, la mayoría de ellos están tan arraigados a nuestra cultura que ni los cambios de hábitos urbanos ni el atemperamiento del clima debido al cambio climático han logrado erradicarlos. Quizás algunos no son tan populares ya o no se cocinan con tanta regularidad, como la escudella i carn d’olla, plato que se comía cada semana en muchas casas catalanas, pero todavía disfrutan de mucho reconocimiento y simpatía popular, señal que seguirán calentando muchas almas durante un buen tiempo. Una de las recetas que hay que reivindicar, sin embargo, para evitar que se vaya perdiendo dado que desgraciadamente no ostenta el mismo prestigio en la ciudad es la sopa de tomillo con huevo escalfado, vestigio de épocas en que, aparte del frío, también se tenía que convivir con muchos menos recursos. Fácil de hacer y económica, la sopa de tomillo resulta aromáticamente exquisita y, comida bien caliente, vivificante.
Ingredientes para 2 personas
500 ml de agua mineral natural
2 ramas de tomillo fresco
2 huevos
2 rebanadas de pan
1 ajo
Sal
Aceite de oliva virgen extra
Preparación de la sopa de tomillo y huevo escalfado
- Calentar el agua mineral natural en un cazo y cuando rompa el hervor, apagar el fuego, poner las ramas de tomillo fresco y dejar infusionar 10 minutos.
- Mientras tanto, hacer los huevos escalfados (poché). Podemos hacerlos de la forma tradicional, poniendo agua en una olla con vinagre (93% de agua y 7% de vinagre), y cuando arranque el hervor, bajar el fuego y, con una batidora de mano, crear un remolino de agua, verter en medio el huevo y esperar 4 minutos hasta que la clara esté coagulada mientras vamos moviendo el agua suavemente para que la clara vaya rodeando la yema. Cuando el huevo esté cocido (la clara), ponerlo en un bol con agua fría para parar el punto de cocción.También tenéis la opción de hacer los huevos escalfados (poché) por la vía rápida con film de cocina. No tiene tanto glamour y el resultado final no queda tan perfecto, pero tiene menos riesgos si no se domina la técnica. Para hacerlo de la forma rápida, en un cuenco o vaso pequeño, poner un trozo grande de film de cocina encima, hacer una cavidad para que pueda caber el huevo, untar la cavidad con aceite de oliva con el ayuda de un pincel y poner el huevo. Cerrar el huevo con el film recogiendo las puntas de forma que quede como un saquito. Sacar todo el aire que haya quedado atrapado dentro y atar el saquito con hilo de cocina. Cocer los saquitos con los huevos durante 4 minutos, sumergirlos en agua fría para parar el punto de cocción y retirar el film.
- Tostar las rebanadas de pan, untarlas con un poco de ajo (no mucho para que no predomine demasiado), añadir un poco de aceite de oliva virgen extra, cortar cada rebanada en 2 trozos y disponerlas en el plato hondo que usaremos para la sopa.
- Poner en cada plato, junto al pan, el huevo escalfado (poché).
- Colar la infusión de tomillo. Para servirla, podemos ponerla directamente en el plato, con el pan y el huevo, o bien llevarla a la mesa en una jarra y que cada comensal se la sirva.
- La sopa de tomillo con huevo escalfado se debe comer bien caliente.
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