Arroz con leche de coco y mango
Tailandia es un país extraordinario. No es casual, por tanto, que sea uno de los diez países más visitados del mundo. Enseguida cautiva por sus paisajes, la amabilidad de su gente y, sin duda, por su gastronomía. La cocina tailandesa tiene tendencia a agradar: es variada, fresca, sabrosa, exótica y omnipresente de punta a punta del país. Vayas donde vayas siempre encuentras pequeños puestos ambulantes que ofrecen lo mejor de la gastronomía tailandesa. La clave del éxito radica en la homogeneidad de la calidad que ofrecen y un saber hacer tan extendido que seguro desearían muchas otras gastronomías.
Platos tailandeses tan populares y sencillos, a priori y desde nuestra visión occidental sesgada, como el pad thai (fideos), el khao pad (arroz), los satai (brochetas), los tom kha (hechos con leche de coco) o los currys se pueden encontrar en todo el país, a cualquier hora, en los lugares más inverosímiles y con una calidad imbatible. Pocos sitios pueden sacar pecho de ofrecer una cocina tan rica, homogénea y excelente. Probablemente dos factores han influido en gran medida: a los tailandeses les gusta comer y, además, deben tener una especial sensibilidad para cocinar.
Los platos dulces, a diferencia de los anteriores, son mucho más limitados. Se tendría que conocer la cocina tailandesa en mayor profundidad para averiguar sus causas. No será porque tengan una especial aversión al azúcar, dado que es un ingrediente que utilizan bastante en los platos salados, sobre todo para generar contrastes con la salsa de pescado o de soja (saladas) o el tamarindo o vinagre (ácidos). Uno de los postres que se suelen guardar en la memoria después de pasar por Tailandia es el arroz con leche de coco y mango. Y motivos no le faltan: su perfume aterciopelado es encantador, su sabor dulce excita la amígdala buscando infructuosamente recuerdos que se le parezcan y su textura cremosa nos llena la boca deseando que nunca se acabe. Afortunadamente, es relativamente fácil encontrar el arroz glutinoso y la leche de coco en establecimientos especializados o por Internet y mangos de una calidad aceptable. Poco más necesitaremos para transportarnos, aunque sea por un instante, en medio de Khao San Road de Bangkok o un sitio inhóspito de las islas Phi Phi.
Ingredientes para 4 personas
200 g de arroz glutinoso thai
200 ml de leche de coco
25 g de azúcar (o más si lo queréis más dulce)
Una pizca de sal
1 o 2 c.c. de maizena
2 c.s. de agua
2 mangos
Para decorar: semillas de sésamo tostado (en Tailandia utilizan semillas de mungo)
Preparación del arroz con leche de coco y mango
- Lavar el arroz glutinoso con agua 3 o 4 veces hasta que el agua salga bastante clara.
- Poner el arroz glutinoso en remojo con agua durante 6-8 horas (o toda la noche). Esto nos ayudará después a cocinarlo más rápidamente.
- Pasado el tiempo de remojo, escurrir el arroz glutinoso y cocer al vapor. Para ello, cubrir la cesta de la vaporera con una tela fina para que no caigan los granos de arroz y esparcir el arroz para conseguir que los granos se cuezan uniformemente. Poner un par de dedos de agua en la vaporera, encenderla y, cuando hierva el agua, poner la cesta encima y cocer el arroz durante 30 minutos.
- Cuando falten 5 minutos para terminar la cocción del arroz, preparar la salsa. Poner en un cazo la leche de coco, el azúcar y la sal y calentar a fuego medio, sin dejar de remover, hasta que el azúcar se haya disuelto. Cuando esté a punto de hervir, apagar el fuego.
- Cuando el arroz esté cocido, ponerlo en un cuenco, añadir la mitad de la salsa anterior, remover hasta que quede todo bien integrado y dejar reposar de 15 a 30 minutos para que el arroz se enfríe y absorba bien los sabores.
- Mientras reposa el arroz, diluir la maizena en el agua, añadirla al resto de salsa que nos ha quedado en el cazo y calentar a fuego suave hasta que la salsa espese. Reservar la salsa. Se puede poner más o menos maizena en función de cómo nos guste de espesa la salsa.
- Pelar y cortar el mango en dados o tiras según nos guste más.
- Servir en un plato pequeño o cuenco un poco de arroz con leche de coco y mango cortado al lado o colocado encima. Esparcir un poco de salsa sobre el arroz y decorarlo con unas semillas de sésamo (o mungo) por encima.
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