Guacamole
Guacamole. Si hubiéramos mencionado esta palabra en una sobremesa animada entre amigos y amigas alrededor de los años ochenta del siglo veinte quizás, apenas uno o dos habrían sabido de que hablábamos. Desde entonces hasta ahora, la globalización y, porque no decirlo también, el éxito abrumador entre las masas del guacamole envasado de una cadena de supermercados que durante este tiempo ha conseguido arrasar con todo y más, han logrado popularizar esta salsa tradicional mexicana hasta unos niveles insospechados. Probablemente, si preguntáramos hoy en día en una sobremesa como aquella los ingredientes de la samfaina catalana más de uno no sabría donde meterse. Para pensar.
La globalización y el transporte incesante de personas y mercancías por todo el mundo nos trajo las bondades de la cocina mexicana y su preciado ahuacatl (aguacate). Los acogimos con los brazos abiertos. Prueba de ello son la gran cantidad de restaurantes mexicanos que se han abierto en las principales ciudades del país. Y bien que hicimos, pues es una cocina con mucha historia y tradición, rica en sabores y matices. Pero que prefiramos ir a un restaurante donde nos ofrezcan unos buenos tacos, enchiladas y nachos a un restaurante de esqueixada, pan con tomate y fricandó ya es otra historia que merecería una disertación extensa y pausada del futuro de nuestra cocina y gastronomía, la local. Sin embargo, esta no es la intención de estas líneas.
El guacamole azteca ha llegado para quedarse. No tengo duda alguna. Incluso ya cultivamos nuestro propio aguacate, así que el transporte indecente que recorren algunos alimentos ya no servirá de excusa para dejar de consumir este fruto tan preciado. Podemos hacer ahuacamolli, el nombre original del guacamole, sin remordimientos de conciencia. La receta prehispánica originaria de México utilizaba sólo aguacate, tomate y chile. Tras la llegada de los españoles, se le empezó a añadir ingredientes como cebolla, jugo de limón, sal y, a veces, ajo. Y parece que nuestra animadversión al picante relegó el chile a sólo los más atrevidos. Por eso a veces sorprende cuando un guacamole pica, pero eso también debería servir para recordarnos el origen de este mole que ha cultivado un éxito internacional abrumador por méritos propios.
Ingredientes para 2 personas
2 aguacates
1 tomate maduro
½ cebolleta
El zumo de ½ limón
1 c.p. de cilantro fresco picado
Sal
Opcional: 1 chile jalapeño
Preparación del guacamole
- Escaldar el tomate, pelarlo, retirarle las semillas y cortarlo en trozos pequeños.
- Picar la cebolleta.
- Limpiar, secar y picar el cilantro fresco.
- Pelar los aguacates, retirar el hueso, ponerlos un bol y aplastarlos con un tenedor. También se puede hacer en un mortero y utilizar la mano de mortero para aplastar los aguacates.
- Salar, añadir el tomate, la cebolleta, el jugo de limón y el cilantro fresco picado. Mezclar bien. Opcionalmente, se le puede añadir 1 chile picado si queremos que el guacamole pique.
- Servir el guacamole casero solo o acompañado de totopos.
Si te ha gustado la receta del guacamole
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